jueves, 2 de abril de 2009

25 AÑOS SIN OLVIDO

Esto fue escrito para el 25to aniversario de la guerra de Malvinas y forma parte del libro a publicarse en el corriente año, espero les guste.

25 años son exactamente 300 meses; poco más de 9.100 días pasaron de aquella mañana en la cual nos levantamos con la novedad que el gobierno militar a la cabeza de un general alcohólico se jactaba de haber “recuperado” nuestras Islas Malvinas, en una franca intención de apagar los ecos de la movilización a la Plaza de Mayo de un par de días antes, con muerte de militante social incluida, y perpetuarse indefinidamente en el poder.
Todos sabemos en mayor o menor medida, las mentiras que nos dijeron sobre esta guerra absurda; conocemos el infausto resultado final de la misma, y cada día que pasa van viendo la luz diferentes hechos que solo nos pueden producir escozor e impotencia, donde la mayoría de las bajas se produjeron en seres humanos que no decidieron hacer de su medio de vida la carrera castrense, sino que cumplían el ya acabado “servicio militar obligatorio” o fueron llamados una vez terminado el mismo, como reservistas.
Conocemos las cifras reales de 649 bajas en 74 días de guerra, pero hacemos oídos sordos a un número igual de decesos que se produjeron desde la rendición a estos días, producto de suicidios y muertes por diversas enfermedades derivadas de haber estado en Malvinas, como también sabemos de los constantes reclamos de los veteranos de guerra por el posterior destrato y olvido recibido por los diferentes gobiernos que sucedieron a la dictadura militar.
En la historia de nuestro país, la guerra de Malvinas es otra de las tantas páginas de la vida que nunca debemos dar vuelta y tenerla siempre presente, transmitiéndola a quienes nos suceden para que ese error criminal no vuelva a suceder.
Creo que nunca es tarde para pedir la gloria para los héroes de Malvinas; creyendo que sólo se pueden llamar héroes a aquellos combatientes, sean conscriptos, reservistas, voluntarios o civiles, que dejaron su vida en la contienda; ya que jamás podría darle semejante calificativo a algún integrante de las fuerzas armadas que actuando por acción u omisión haya sabido de las descargas de 220 voltios en los úteros ocupados de alguna detenida desaparecida.
La mayoría de quienes quedaron para siempre en las islas fueron jóvenes que apenas tenían 20 años y se tuvieron que hacer hombres a la fuerza al sufrir el hambre y el frío en las trincheras (otro tipo de tortura castrense), y quienes regresaron cargan de por vida con la pesada mochila de los duros momentos vividos; vaya para todos ellos, contemporáneos de quien escribe, mi eterno recuerdo y reconocimiento.
Sólo quienes son realmente HOMBRES pueden llevar consigo el calificativo de héroe; y quien torturó, secuestró, asesinó, o perteneciendo a alguna fuerza de “seguridad” tuvo conocimiento de ello y se amparó en una “obediencia debida” para silenciar su verba, solo pudo demostrar en la vida que genéticamente contaba con testículos pero carecía de verdaderos huevos.-

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